Para este último programa, previo al parón de vacaciones de Semana Santa, escogimos un tema que, sin duda, os va a sorprender. Hace poco hablábamos con la escritora Nikelen Witter, considerada un referente de la literatura steampunk brasileña. Durante su entrevista pudimos comprobar que, aunque en Brasil la literatura de ciencia ficción y fantasía es relativamente joven, estamos ante una extraordinaria generación de nuevos autores que vienen pisando fuerte e innovando a partir de subgéneros como el amazofuturismo, el tupinipunk, el cyberagreste, el solarpunk y el sertãopunk. Así que, para irnos de vacaciones con un montón de ideas a las que dedicar el tiempo libre, hoy vamos a hacer un recorrido por la más novedosa literatura “punk” brasileña.
Tupinipunk, el “punk” brasileño por excelencia
Como sin duda sabéis los que seguís habitualmente esta columna, la literatura de ciencia ficción brasileña ha atravesado por diversas olas o etapas desde sus orígenes en los años 60 hasta nuestros días. En la década de 1990, el ciberpajé Edgar Franco, un dibujante del estado de Minas Gerais, ideó una sociedad distópica post humana, la Aurora biocibertecnológica o Aurora Post-humana, que sentaría los cimientos para lo que, a principios de los 2000, empezó a conocerse como tupinipunk. La página Brasil Tupinipunk lo define como un “subgénero satírico de la ciencia ficción brasileña”. La idea era incluir en las narrativas de ciencia ficción elementos propios de la cultura brasileña, barrer un poco para casa y hacer más cercanas las historias para el público local. Un buen ejemplo de este género tupinipunk son el cuento “Questão de sobrevivência” de Carlos Orsi, aparecido por primera vez en Sci-Fi News, nº 2 en 2001 y la noveleta “Vale-tudo”de Roberto de Sousa Causo, publicada en Duplo Cyberpunk, de la Devir Livraria, en diciembre de 2010. Dos casi clásicos que debéis leer sin falta.
Cyberagreste, sertãopunk y amazofuturismo, la nueva frontera
“Cyberagreste” y “Amazofuturismo” son términos surgidos en los últimos tiempos para intentar clasificar las obras de ficción especulativa con temáticas regionales, pero no específicamente situadas en la selva amazónica y en el nordeste de Brasil, respectivamente. Vamos por partes:
El término “cyberagreste” viene de una serie de ilustraciones realizadas por el gaucho Vitor Wiedergrün sobre la cultura nordestina y del cangaço con inspiración cyberpunk. En una entrevista para la UOL afirma que siempre le gustó la cultura tradicional brasileña y que encontraba extraño no ver reflejada esa cultura en las obras de ciencia ficción y fantasía. Entonces, se paró a pensar cómo sería Brasil en un futuro cyberpunk y tras algunas investigaciones y bocetos preliminares de trajes tradicionales del sur y del nordeste brasileño, acabó realizando varios dibujos inspirados en un sertão cyberpunk, dando lugar a la serie cyberagreste.



Aunque el ilustrador no pretendía que el nombre de su serie de ilustraciones se convirtiese en un movimiento literario, acabó sucediendo después de que su trabajo apareciera en diversos medios de comunicación. Sin embargo, sus dibujos de nordestinos futuristas contenían algunos errores que reforzaban los estereotipos que estaban intentando combatir los autores de la región. Así, los escritores Gabriele Diniz, Alan de Sá y Alec Silva propusieron un término alternativo, el sertãopunk, que consideraban más amplio y acertado para englobar este nuevo género de la ciencia ficción brasileña.
Un ejemplo de sertãopunk es Cangaço Overdrive, una novela gráfica obra de Zé Wellington y Luiz Carlos B. Freitas, lanzada en 2018 por la editora Draco, que aborda el futuro de Ceará en un escenario de sequía apocalíptica, en una tierra olvidada por el gobierno. En Cangaço Overdrive se tratan cuestiones muy actuales como la explotación de las grandes empresas o la xenofobia, con una estética peculiar, fácilmente reconocible por cualquier nordestino, pero con ese toque cyberpunk que hace que te des cuenta al instante de que estás ante un futuro (o un doloroso presente) cruelmente distópico. Quizá un referente más familiar para el público español, es la fantástica y premiada película Bacurau, dirigida en 2019 por Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles y que se encuadrar dentro de este subgénero del sertãopunk.
Algunos autores de sertãopunk son los mencionados Gabriele Diniz, Alan de Sá y Alec Silva, aunque también podemos destacar a Ricardo Santos, Ian Fraser, Hugo Canutto, Airton Marinho o Flavio Luiz.
Por otro lado, el amazofuturismo es un subgénero de la ciencia ficción que explora las posibilidades tecnológicas indígenas amazónicas. Así como el afrofuturismo, al que ya dedicamos un programa el verano pasado, dio vida a la idea de pueblos africanos más avanzados que el mundo occidental, el amazofuturismo aporta una nueva mirada a las antiguas leyendas de civilizaciones avanzadas escondidas en el corazón de la selva amazónica.
El subgénero nació en 2019, y al igual que en el caso anterior, fue fruto de las manos de un artista, en concreto de João Queiroz. Sus ilustraciones han influido en la imaginación de escritores y guionistas, que han incorporado ideas amazofuturistas en sus creaciones.



Según el escritor Rogério Pietro, el nuevo subgénero es un avance visual, estético y conceptual de las leyendas indígenas brasileñas. La noción de una civilización avanzada y perdida en medio de la selva amazónica no es nueva. Sin embargo, el amazofuturismo parte de la provocación: ¿y si los indígenas amazónicos hubieran desarrollado una tecnología tanto o más avanzada que la que tenemos hoy?
Hay que tener claro que el amazofuturismo no es una ciencia ficción ambientada en la Amazonia. Para que una obra sea considerada amazofuturista, necesita respetar cuatro pilares básicos.
PRIMER PILAR. El indígena, la etnia o el pueblo representado, sea real o ficticio, debe ser de la selva amazónica. De lo contrario no sería amazofuturismo.
SEGUNDO PILAR. La tecnología indígena debe ser innovadora y única. Hacer que los personajes usen teléfonos móviles u ordenadores no caracteriza el amazofuturismo.
TERCER PILAR. Los avances tecnológicos deben estar en armonía con el medio ambiente. La sociedad indígena amazofuturista debe ser utópica, enfocada en el bienestar de los habitantes y siempre respetando la selva y los animales. Si se retrata a una sociedad indígena amazónica en la que se ha degradado el medio ambiente y la sociedad, entonces no se puede utilizar el término amazofuturismo.
CUARTO PILAR. Las historias deben ser contadas desde el punto de vista de los personajes indígenas, y no desde el punto de vista del explorador/colonizador que se deslumbra al encontrar una ciudad maravillosa en el corazón de la selva amazónica. Por otro lado, las historias amazofuturistas no necesitan ser de autoría exclusiva de escritores o guionistas indígenas. El futurismo amazónico viene a unir a los pueblos en un ideal estético y conceptual, y no a promover la segregación racial.
Fuente: Página oficial de Rogerio Pietro
El solarpunk, otro subgénero de la ciencia ficción del que hablaremos luego, es la principal fuente de inspiración del amazofuturismo. El uso de energías alternativas a los combustibles fósiles es la principal característica de solarpunk. En este punto, ambos subgéneros se encuentran. Sin embargo, el amazofuturismo va más allá al incluir el pensamiento indígena no antropocéntrico en la ficción. No es solo la energía limpia lo que importa, sino todas las formas de vida, el agua, las montañas, las rocas, el aire que respiramos e incluso los importantes microorganismos que viven en el suelo. Se amplía el concepto de vida, mientras que se abandona el concepto de “recurso natural”. Al fin y al cabo, la vida la respetamos y preservamos, y los recursos naturales los usamos y agotamos hasta su fin.
Solarpunk, una visión optimista del futuro incierto
El solarpunk es un subgénero literario concebido dentro de la ciencia ficción especulativa y que surgió a principios de la década del 2010. A pesar de ser un fenómeno relativamente reciente, ha madurado lo suficiente hasta convertirse en un movimiento artístico y sociocultural, y no sólo literario. El Solarpunk parte de la siguiente premisa: ¿Cómo sería el futuro si la humanidad lograra resolver sus problemas de sostenibilidad actuales, como el cambio climático y la desigualdad social?
Solarpunk debe su nombre a la fuente de energía predominante en sus escenarios de fantasía. Así como la tecnología a vapor caracteriza al steampunk y los motores de combustión interna a base de diésel al dieselpunk, la energía solar y sus derivadas (la energía eólica, biomasa, etc.) son la fuente predominante en los universos solarpunk.



La primera mención al solarpunk se remonta al 2008 cuando el blog Republic of the Bees publicó el artículo “Del Steampunk a Solarpunk”. Sin embargo, su nacimiento oficial como género literario tendría lugar en 2012, con la aparición una antología brasileña titulada Solarpunk: Histórias ecológicas e fantásticas em um mundo sustentável, organizada por un viejo conocido del programa Gerson Lodi-Ribeiro. El libro está compuesto por una serie de cuentos cortos con una perspectiva optimista sobre el futuro. Posteriormente, en el 2018, la obra sería traducida al inglés con el nombre de Solarpunk: Ecological and Fantastical Stories in a Sustainable World.
En las últimas décadas, ha habido una gran proliferación de películas, series de televisión y novelas apocalípticas, donde se nos muestran escenas de ciudades devastadas por fenómenos climáticos extremos como huracanes o inundaciones. El movimiento literario solarpunk surgió como respuesta a estos escenarios catastrofistas. Y es que, para liberarse de este destino, hay que empezar a proponer ideas radicales sobre cómo se podría alcanzar un mundo sin emisiones y plenamente sostenible. Solarpunk surgió precisamente para dar la respuesta a este dilema, lo cual, teniendo en cuenta los tiempos que corren, no está nada mal…