Presentación

El Centro de Estudios Brasileños de la Universidad de Salamanca (CEB-USAL, España), lanza la tercera edición de su congreso dedicado a las Ciencias Sociales y Humanas. Esta nueva edición, que retoma la presencialidad, tiene como tema “Brasil 1824-2024: entre centralismo y descentralización”.

Como hasta ahora, el objetivo del Congreso es ofrecer un espacio de debate y discusión para que, investigadores e investigadoras de diferentes áreas del conocimiento, puedan compartir sus investigaciones relativas a la temática del Congreso.

En 2024, Brasil celebra el bicentenario de la Constitución otorgada en 1824, la que más tiempo ha estado en vigor en el país, y de la “Confederación del Ecuador”, movimiento social y político que, nada más nacer, sacudió las bases del Imperio brasileño. Estos dos hechos son simbólicos y, a la vez, punto de partida de una constante en la realidad histórica, constitucional, política y económica de Brasil como estado-nación: el conflicto entre el centro del poder -primero Río de Janeiro y después Brasilia- y las provincias/estados, que han conformado administrativamente el Imperio y la República.

A la Constitución centralista y centrípeta de 1824 se opuso el movimiento centrífugo de Pernambuco y otras provincias, de marcado carácter descentralizador -incluso independentista-, que abrió el camino a las numerosas revueltas regionales que se produjeron durante el Primer Reinado y la Regencia.

La proclamación de la República, el 15 de noviembre de 1889, y la aprobación de la Constitución de 1891 supusieron un movimiento de péndulo, al caracterizarse por una fuerte descentralización. Si en lo simbólico -como la bandera- ganaron los militares positivistas partidarios de una República con un centro de poder fuerte, en el desarrollo constitucional fueron las fuerzas federalistas las que finalmente impusieron sus tesis, dando a los estados unas competencias muy superiores a las que tuvieron las provincias durante el Imperio.

Ya en el siglo XX, el golpe de Getúlio Vargas en octubre de 1930 abrió un periodo de incertidumbre que culminó en 1937 con la proclamación del Estado Novo y la quema de las banderas de los estados, inaugurando así otro periodo de centralización. Entre el fin de la Era Vargas, en 1954, y la aprobación de la Constitución de 1988, Brasil se caracterizó, sobre todo en los años de la Dictadura (1964-1985), por una fuerte acumulación de poder en el centro, primero en Río de Janeiro y, desde 1960, en Brasilia.

La Constitución democrática de 1988 definió un sistema federal imperfecto en el que, a pesar de la fuerte descentralización y del poder que ostentan algunos estados de la federación, el centro sigue teniendo importantes prerrogativas, tanto de tipo presupuestario como educativo y judicial.

Desde un punto de vista cultural, Brasil se caracteriza por un fuerte sentimiento de identidad nacional, aunque dentro de él conviven también fuertes identidades regionales, con rasgos muy acentuados en los diferentes estados que conforman la federación. No hay un solo Brasil, sino muchos “Brasiles”.

El centralismo y la descentralización representan dos perspectivas fundamentales en la estructuración, organización y distribución de poderes y recursos. En un contexto de centralización, las decisiones y el control se concentran en una fuente de autoridad central, que cumpliría la función de facilitar la implementación de políticas. Sin embargo, a menudo, esto se produce a expensas de la diversidad y la adaptación de estas políticas en el ámbito regional. Por otro lado, la descentralización buscaría distribuir poderes y procesos de toma de decisiones entre los niveles locales o regionales. A su vez, este enfoque promovería la autonomía y la capacidad de responder a las necesidades más específicas de las diferentes comunidades. Con todo, y como consecuencia de esa descentralización, también podríamos ver surgir desafíos para la coordinación y coherencia de las políticas nacionales a nivel local.

En las Ciencias Humanas y Sociales, el estudio de estas dinámicas es rico y diverso, y proporciona una comprensión más profunda de la forma en que las estructuras de poder afectan a la sociedad. El análisis de las implicaciones sociales, económicas y políticas de la centralización y la descentralización proporciona una perspectiva valiosa sobre la igualdad, la participación ciudadana y la efectividad de la implementación de políticas públicas en diferentes contextos. Finalmente, tomar la relación entre centralismo y descentralización como objeto de análisis en los estudios de Ciencias Humanas y Sociales implica también evaluar la relación entre los diferentes niveles de poder, y su diálogo con la diversidad social y espacial y la adaptación de políticas más amplias a nivel local.

En este sentido, el CEB ofrece el III Congreso Internacional de Ciencias Sociales y Humanas, en el marco de las celebraciones del bicentenario de la Constitución de 1824 y de la Confederación del Ecuador, e invita a los investigadores e investigadoras de todas las áreas de las Ciencias Humanas y Sociales a participar en este evento, que busca construir un debate sobre las tendencias centralizadoras y descentralizadoras a lo largo del pasado y el presente del país. Se trata de una oportunidad única para poner en común todas aquellas investigaciones que analizan estas temáticas, transcendentales para entender el país, además una apuesta del CEB para cumplir sus objetivos fundacionales de análisis, discusión y la divulgación de las grandes cuestiones que hicieron y que hacen de Brasil, Brasil.

El CEB será la sede del V Congreso de la ABRE del 16 al 19 de septiembre de 2025.
Finaliza el III CICSH, con más de 200 participantes.
Consulta la programación y los resúmenes de los trabajos del III CICSH.