Como ya vimos, muchos autores brasileños consagrados se aventuraron a escribir obras que entran dentro de la ciencia ficción, incluso antes de que surgieran los primeros autores dedicados exclusivamente al género.
En este podcast nos centrarnos en la llamada “primera ola”, también conocida como “Generación GRD”. El término apareció por primera vez en el ensayo Ficção científica no Brasil: Um planeta quase deshabitado, del crítico y escritor Fausto Cunha y hace referencia a Ediciones G. R. D., cuyo editor, Gumercindo Rocha Dorea, fue responsable no solo de dar a conocer a muchos nombres de la naciente ciencia ficción brasileña, sino también de publicar en portugués títulos clásicos de este género como los relatos de C. S. Lewis, Walter Miller o Robert Heinlein, entre otros.
El punto de partida es la aparición en 1957 de la novela O homem que viu o disco-voador de Rubens Teixeira Scavone y el lanzamiento, un año después, de la antología Maravilhas de ficção científica, obra que sólo incluía autores extranjeros, pero que tenía el mérito de ser la primera antología de ciencia ficción montada en Brasil.

Poco después, en 1960, Dinah Silveira de Queiroz, que ya era una escritora consagrada, publicaba el libro de cuentos Eles heredarão a Terra, convirtiéndose así en una de las pioneras del género. El libro lleva al lector por un extraño viaje que incluye invasiones extraterrestres y manos amputadas, y hasta una universidad marciana en el Vaticano. La autora publicaría 9 años después otro libro similar Comba malina, con viajes en el tiempo y persecuciones raciales, que ocultaban una velada crítica a la dictadura militar que entonces se imponía con mano de hierro en Brasil.
Dinha coordinaba un grupito literario llamado “Café da Manhã”, en el que participaba otro de los grandes nombres de esta primera ola: Fausto Ferandes da Cunha Filho. Este pernambucano, además de escritor fue uno de los mayores críticos literarios del país, escribiendo durante años una prestigiosa columna en el suplemento literario del Correio da Manhã. En 1960 salía a luz su libro de cuentos, As noites marcianas, editado como no podía ser de otra forma por la GRD. En él encontramos relatos como “61 Cyngni” que describe la terrible experiencia de una prostituta que se cruza una noche en la calle con una forma de vida alienígena o el curioso “Viagem sentimental de um jovem marciano ao planeta Terra”, en el que un intrépido explorador llegado del Planeta Rojo aterriza en la Antártida y pasa un montón de tiempo intentando establecer contacto con los pingüinos, pensando que son los habitantes racionales de nuestro planeta…
Antologia brasileira de ficção científica: abriendo camino
En 1961, la GRD publicó la pionera Antologia brasileira de ficção científica, organizada por el propio Gumercindo Rocha Dorea y la primera en incluir exclusivamente autores nacionales, entre ellos nuestros conocidos Dinah Silveira de Queiroz, Fausto Cunha, pero también Lúcia Benedetti, Clovis Garcia y el que quizá sea el nombre más representativo de esta primera ola: Jerônymo Monteiro.

Monteiro es autor de algunos de los clásicos del género brasileño como Três meses no século 81 (1947), A cidade perdida (1948), Fuga para parte alguma (1961), Os visitantes do espaço (1963) o el libro de relatos Tangentes da realidade (1969). En 1964, fundó la Sociedad Brasileña de Ciencia Ficción y a principios de 1970 se convirtió, por breve tiempo, en el editor del Magazine de ficção científica, edición brasileña del The Magazine of Fantasy & Science Fiction estadounidense.
En la década de los 70 la ciencia ficción brasileña tendió a realizar una crítica, más o menos indirecta, al régimen militar de 1964. Este movimiento denominado “Oleada de Utopías y Distopías” (1972-1982), supone la transición de la primera a la segunda ola. Algunos ejemplos de estas narrativas en las que se ofrecen presentes y futuros alternativos son “O copo de cristal” del propio Jerônymo Monteiro; “Sociedade Secreta”, de Domingos Carvalho da Silva; “O Ôlho Mágico”, de Wladyr Nader; y “Diário da Nave Perdida” ou “O Casamento Perfeito”, de André Carneiro.
Ya para terminar no podemos dejar de mencionar el trabajo de dos editoriales hispanas, Monterrey y Cedibra, que fueron las responsables de introducir la literatura conocida como “pulp” en Brasil, publicando novelitas del oeste, de espías, policiacas o de guerra y, por supuesto, también de ciencia ficción, al principio de autores españoles que usaban seudónimos ingleses como Lou Carrigan (alias del español Antonio Vera Ramírez) y después de autores brasileños como Ryoki Inou, Rubens Figueiredo y el decano del terror brasileño, Rubens Francisco Luchetti.
Para saber más
Clube de Leitores de Ficção Científica.