Especial RA: Tony Genérico

Entrevistamos al fotógrafo brasileño Tony Genérico responsable de increíble proyecto "Beleza ameazada".

Tony Genérico fue el primero de los siete seleccionados en el programa de Residencia Artística de Fotografía del Centro de Estudios Brasileños en 2018. Su exposición «Belleza amenazada«, nos acercó en 20 impactantes imágenes, la técnica fotográfica de los splashes, consistente en captar la explosión de líquidos de color a alta velocidad, en este caso combinada con la captura de aves en peligro de extinción sorprendidas en pleno vuelo.

En la entrevista, hablamos del ensayo fotográfico que denuncia, a través de splashes de tinta y de la deconstrucción de los colores de las aves, el riesgo que corren estos animales. Una paradoja y una analogía entre belleza y amenaza. 

Conociendo a Tony Genérico

Tony Genérico nació en Esmeraldas (Minas Gerais, Brasil) en 1940 y, desde muy joven, sintió gran interés por la fotografía. Era un lector asiduo de la revista Life, y en sus páginas creyó encontrar su vocación: el fotoperiodismo.  

Con Brasil sumido en una dictadura y sin perspectivas de futuro, Tony decidió emigrar a EEUU. Intentó conseguir un visado, pero no lo consiguió, así que encaminó sus pasos hacia Alemania confiando en su mal inglés y peor francés. En Frankfurt, por pura suerte, le contrataron como técnico de iluminación de escenarios en el espectáculo de hielo Hollidays on Ice y, durante cuatro años, recorrió Europa, olvidándose de la fotografía.

Finalmente, en 1969, consiguió el tan ansiado visado y se mudó a Nueva York. Allí empezó a trabajar en un restaurante de moda y, con el tiempo, logró convertirse en gerente del bar. Justo entonces, el negocio fue adquirido por un millonario que lo transformó en una discoteca chic, en la que se daban cita numerosas celebridades.

Lo mejor de ese trabajo es que tenía un horario flexible, lo que me permitía estudiar fotografía y comprar buenos equipos. Para mi suerte, grandes fotógrafos de la revista Life empezaron a impartir cursos en ese momento, cuando la revista cerró en 1972. Uno de los días más importantes y felices de mi vida fue, cuando después de presentar mi porfolio, me aceptaron en un curso de tres meses en el estudio de uno de mis fotógrafos favoritos, Philippe Halsman, el mayor retratista del siglo pasado.

Tony empezó a moverse, entonces, en el mundillo de la imagen. Se unió a un grupo de 71 fotógrafos con los que montó la Soho Photo Gallery, que sigue abierta hoy día. Paralelamente, conoció a Cornell Capa, que en aquella época acaba de fundar el International Center of Photography. Allí, durante años, Tony respiró fotografía por los cuatro costados y estudió con grandes maestros de los años 1970.  

Frustrado con el fotoperiodismo, decidió probar suerte con la fotografía publicitaria, lo que para su sorpresa le hizo descubrir que su “verdadera vocación no era correr detrás de las fotos, sino construirlas”. 

Tras varios años engordando su currículum en Brasil y con bastante experiencia adquirida, Tony Genérico volvió a Nueva York, donde vivió los siguientes 13 años, trabajando para grandes agencias de publicidad. En 1996, se estableció definitivamente a Brasil, en concreto en ciudad de São Paulo, y se especializó en fotografía a alta velocidad, los llamados splashes.  

El nacimiento del proyecto Beleza ameaçada

Tony Genérico siempre estuvo fascinado por los colores y la dinámica del vuelo de las aves. No obstante, el proyecto Beleza ameaçada surgió por casualidad, cuando en 2013, investigaba la manera de fotografiar explosiones de tinta con la intención de crear un producto comercial que remitiese a la brasilidad, de cara al Mundial de Fútbol de 2014.   

Fotografiar explosiones de tinta supuso para él un desafío durante muchos años. Tras muchos intentos, acabó construyendo una serie de recipientes improvisados que le permitieron lanzar y fotografiar -de forma artesanal, aunque sistemática- el momento de la explosión de dos o más porciones de tinta de colores diferentes.   

Cuando finalmente consiguió captar la foto de una explosión de tinta amarilla contra una porción de tinta azul, la imagen del impacto, congelada a alta velocidad, mostraba la transición de los dos colores formando un tercer color, el verde. ¡Eureka! Se acababa de abrir una puerta a la creación ilimitada de infinitas combinaciones de splashes llenos de color.  

Pero ¿Dónde encajan los pájaros en todo esto? 

Tony Genérico percibió, fascinado, que algunos splashes parecían haber sido provocados por el aleteo de un pájaro bañándose en pequeñas fuentes de colores. Surgió entonces la idea de fotografiar aves volando, usando las mismas técnicas y equipamientos de alta velocidad.  

El proceso técnico y sus dificultades

Para limitar el vuelo de las aves por el estudio, Tony Genérico construyó una tienda negra, para confinarlas con seguridad. Dentro de ella, en un ambiente en penumbra, montó un sensor de movimiento, que disparaba el flash, exactamente en el momento en el que el pájaro cruzaba el haz del láser.   .

Terminada cada sesión, escogía la mejor foto en cuanto a composición y combinación de colores, para más tarde provocar las explosiones de porciones de tinta generando splashes adecuados para cada foto seleccionada.  

En cada intento surgía una imagen única e irrepetible. Y mejor aún, la formación de los splashes coincidía con la dinámica del vuelo, proporcionando resultados igualmente imprevisibles. Así, ambas situaciones quedaban perfectamente integradas y listas para la post producción digital.  

Otro dato curioso es que las fotos fueron capturadas muy de cerca, a una distancia aproximada de un metro, con un gran angular. Así, los detalles y colores son mucho más fieles en comparación con las fotos tomadas en la naturaleza, con objetivos de largo alcance, que comprimen la perspectiva.   

Pero aún había un desafío mayor. En Brasil está prohibido por ley fotografiar aves silvestres fuera de su hábitat natural, a no ser aquellas que estén domesticadas o hayan nacido en cautividad. Por desgracia, la mayoría de las aves domésticas tienen las alas recortadas y, por tanto, no pueden volar. Además, hay una limitación considerable a la hora de encontrar especies amenazadas. Así, tras muchas consultas, concluyó que el mejor camino sería buscar especies silvestres que estuviesen bajo la protección de entidades gubernamentales.

Con el apoyo y la supervisión del Zoológico del Balneário Camboriú, en Santa Catarina (Brasil), pudo fotografiar por fin algunas especies en peligro de extinción, siempre con la asistencia de un biólogo y de un veterinario.  El resultado puede verse en el hermoso catálogo resultante de la exposición y que puede descargarse de forma gratuita. 

Si queréis saber más podéis consultar también el catálogo de la muestra «Belleza amenazada silvestre. São Paulo» y, por supuesto, seguir a Tony en sus redes sociales: InstagramYouTube y Facebook. 

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