Especial Elecciones Brasil 2022

Rodrigo Rodrigues-Silveira analiza los resultados de la primera vuelta de las elecciones en Brasil.

El pasado domingo, 2 de octubre, aproximadamente 157 millones de brasileños y brasileñas estaban convocados a las urnas para elegir a sus representantes en los cargos de diputado estatal y federal, senadores, gobernadores y al presidente de la República. Tanto la prensa como especialistas brasileños e internacionales anunciaban que estas elecciones serían las más importantes desde la redemocratización del país (tienes más información aquí y en el vídeo de la mesa redonda sobre el tema organizada por el CEB, disponible más abajo).

Para explicar el escenario resultante de esta primera vuelta de las elecciones, contamos con la presencia del profesor titular de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca, Rodrigo Rodrigues-Silveira.

Este año, los principales candidatos a la presidencia, teniendo en cuenta el número de votos válidos obtenidos en la primera vuelta por encima del 1%, fueron Lula (por el Partido dos Trabalhadores – PT, con el 48,43% de los votos), Bolsonaro (del Partido Liberal – PL, con el 43,2%), Simone Tebet (cabeza del Movimiento Democrático Brasileiro – MDB, con el 4,16%) y Ciro Gomes (del Partido Democrático Trabalhista – PDT, con el 3,04%). El apretado resultado entre los dos primeros candidatos – que disputarán la segunda vuelta el 30 de octubre – , resulta sorprendente, porque los sondeos realizados en Brasil auspiciaban un escenario diferente en lo que respecta a la diferencia del porcentaje de votos entre ambos candidatos, llegando incluso a hablarse de una posible victoria de Lula en la primera vuelta. Aunque, tradicionalmente, la votación para los ejecutivos federal y estatal suele ser la más debatida, en esta ocasión, se imponía indagar qué había provocado la disparidad entre los sondeos y el efectivo resultado de las urnas.

Para Rodrigo Rodrigues-Silveira, en primer lugar, debemos delimitar el problema claramente: el error en los sondeos se centró en la estimación de los votos de la derecha, los dirigidos al candidato Bolsonaro, ya que el ex presidente Lula se mantuvo en primer lugar. A partir de ahí, el entrevistado expone los elementos que habrían contribuido a la divergencia entre los votos estimados y los votos válidos. En términos metodológicos, los sondeos realizados no tuvieron como base un censo ajustado a la realidad socio-demográfica brasileña actual.

Hay un problema adicional, que está relacionado con el universo en el que la mayor parte de los institutos de investigación se basan para generar sus muestras, que es el censo. ¡El problema es que el censo no se hizo cuándo tenía que hacerse!

Hay, aún, elementos sociales y culturales que desempeñan un papel relevante, como el “voto oculto” y las comunidades de evangélicos, especialmente, las mujeres. Para Rodrigo Rodigues-Silveira, el “voto oculto” es diferente del “voto avergonzado”, en el sentido de que:

No es un voto avergonzado, yo diría que es oculto, porque la gente, en el ambiente polarizado de la política brasileña, con campañas contra los institutos de investigación, con manipulación, no confían en los propios institutos de investigación. Existe, por tanto, un cierto recelo por parte de las personas que apoyan a un candidato a manifestar ese apoyo.

Por lo que respecta al voto de la comunidad evangélica, el peso decisivo recae en un perfil socio-demográfico muy específico: las mujeres evangélicas de baja renta.

Esto explicaría ese desfase con lo que habían estimado los sondeos: un conjunto, una muestra sesgada, un público que es estigmatizado por ser pobre y evangélico, y la existencia de una red - y la defensa por parte de Bolsonaro de esa red de protección social - aún muy incipiente, muy frágil, justificarían los resultados de Bolsonaro y el hecho de que los sondeos no hayan captado esto antes.

En cuanto al resultado de los votos para el gobierno de los estados, el Partido dos Trabalhadores, se hizo en primera vuelta, con los gobernadores de los estados de Piauí, Ceará y Rio Grande do Norte, y disputará la segunda vuelta en los estados de Bahia, Sergipe, Santa Catarina y São Paulo. Por otra parte, el Partido Liberal, ha conseguido el gobierno de Río de Janeiro y disputará, en segunda vuelta, los estados de Espírito Santo, Rondônia, Santa Catarina y Rio Grande do Sul. Vemos, así, que aunque los dos partidos que luchan por la presidencia obtuvieron la mayoría de los votos válidos, esto no se ha traducido en las elecciones a gobernadores. Para Rodrigo Rodrigues-Silveira, esa disociación entre los votos para presidente y gobernadores – y más aún: para presidente y diputados – es una realidad que persiste en Brasil.

En lo que se refiere a los gobiernos regionales, la gran diferencia que yo veo respecto a elecciones anteriores es que aumenta el número de partidos con posibilidad de llegar a liderar proyectos del ejecutivo de los estados. Antes eran básicamente tres o cuatro partidos los que realmente se disputaban las vacantes para el gobierno de los estados: el Partido dos Trabalhadores - PT, el Partido da Social Democracia Brasileira - PSDB, el Movimento Democrático Brasileiro - MDB y, en alguna medida, el Partido Progresista - PP, por ejemplo, en el Sur ¿Qué pasa ahora? Son diez partidos los que tienen una posibilidad efectiva de conseguir el gobierno de un estado. Eso aumenta también las dificultades en términos de negociación partidaria, y hace que cualquier tipo de acuerdo político y federal sea más complejo, porque hay que ver cómo se establecen esas coaliciones no solo a nivel federal, sino también entre los estados. Este es el primer escenario novedoso: fragmentación de ejecutivos estatales, algo que no habíamos visto.

Respecto al legislativo, el entrevistado apunta que para el próximo gobierno serán elegidos 23 partidos, frente a los 30 de las últimas elecciones. Este hecho es relevante “porque reduce los costes de formación del gobierno”. En la Cámara de los Diputados, formada por un total de 513 parlamentarios, el Partido Liberal se hizo con 99 representantes, el mayor grupo en términos numéricos, con nombres como Eduardo Pazuello por Río de Janeiro, ex ministro de Salud durante la pandemia de COVID-19 – recordemos que el país llegó a ser el segundo del mundo con mayor número de fallecidos -, y Ricardo Salles, ex ministro de Medio ambiente, elegido por el estado de São Paulo, conocido por sus polémicas declaraciones sobre la cuestión ambiental, como “ir passando a boiada (dando salida por la vía rápida, en traducción libre)”. Por otra parte, también es cierto que la sigla que agrupa al Partido dos Trabalhadores, el Partido Verde y el Partido Comunista do Brasil, ha conseguido 80 representantes, lo que supone 12 más que las pasadas elecciones. Para el científico político, en Brasil hay “una separación entre el voto para presidente y el voto para diputado”.

Esto no es nuevo, siempre ha sido así, o sea, el brasileño vota a la derecha para diputado y senador. Y vota a la izquierda si el candidato de izquierda que se presenta a presidente o gobernador es una persona carismática. La cuestión del personalismo es muy fuerte en la política para el ejecutivo. Y para el legislativo, la pauta acostumbra a ser más local, de lo que el diputado ofrece a los alcaldes que se presentan como aliados, esa relación, en algunos casos, más clientelar y en otros más pragmática, de negociación, de política del día a día, es lo que pauta la votación para el Congreso. Entonces, son lógicas distintas de representación.

Y para terminar la entrevista, Rodrigo Rodrigues-Silveira nos habla del voto de las comunidades brasileñas en el exterior. Los votos de esta primera vuelta dieron la victoria al candidato Lula en casi todas las jurisdicciones internacionales, excepto en Japón, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Timor Este y Mozambique, donde ganó el candidato Bolsonaro. El entrevistado considera que este resultado tiene que ver con que “primero, la disminución [del apoyo] a Bolsonaro en el mundo entero es muy clara. El impacto negativo del gobierno Bolsonaro en la imagen de Brasil en el exterior es evidente”. Además,

el hecho objetivo es que Brasil ha perdido mucho y su imagen ha quedado muy desgastada, como un país que destruye el medio ambiente, un país que defiende dictaduras, un país que defiende una serie de políticas antidemocráticas. Y mucha gente que vive en el exterior percibió ese cambio en la imagen de Brasil. Yo creo que eso explica la mayor parte de los casos.

Rodrigo Rodrigues-Silveira prevé un mes de octubre “muy interesante, muy difícil”. Como la diferencia de votos para presidente en la primera vuelta ha sido tan pequeña, las dos fuerzas en disputa intentarán movilizar a sus votantes. No obstante, el científico político considera que el trabajo de la izquierda se centrará en “buscar esos puntos ciegos”, o sea, conquistar el voto de un grupo demográfico, los evangélicos, que, en los últimos años, han apoyado a los candidatos de la derecha. En especial, “yo creo que ese grupo demográfico, las mujeres y las mujeres evangélicas, tiene un papel decisivo. [Los candidatos] van a luchar por eso y van a luchar también por los apoyos de Simone Tebet y de Ciro Gomes”. Además, está la cuestión del “voto útil”, con el argumento básico de que

la idea es que trabajo se centre ahí, 'no dejes que el otro gane, porque tú no has ido a votar' o 'no dejes que el otro gane porque el tú te has abstenido', esa será la clave de la argumentación. Y en estas elecciones este argumento tiene mucha credibilidad, porque está siendo una campaña muy disputada.

Por eso, si estás llamado a las urnas, el próximo 30 de octubre, ejerce tu derecho a la participación política. “Es importante para la democracia”.

Rodrigo Rodrigues-Silveira es profesor titular de Ciencia Política de la USAL e investigador de  desiguALdades.net de la Universidad Libre de Berlín (Alemania), con estancias de investigación en Alemania, Estados Unidos y América Latina. Entre sus líneas de estudio está el tema “tecnología y poder”, pero también políticas públicas, demografía y geografía política y elecciones, cuestión sobre la que, en 2019, publicó el artículo “Evangélicos e voto legislativo: diversidade confessional e voto em deputados da bancada evangélica no Brasil”, en coautoria con Emerson Urizzi Cervi (UFPR, Brasil), y “Mapping Ideological Preferences in Brazilian Elections, 1994-2018: A Municipal-Level Study”, con Thimothy Power, sobre los cambios en la orientación de los electores brasileños entre 1994 y 2018.

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