Entrevista: Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología en Brasil

Tres investigadores brasileños hablan de la producción de conocimiento científico en Brasil y de la relación de la Ciencia con la sociedad.

La Revista de Estudios Brasileños lanza un call for papers para su número del primer semestre de 2023, con un dossier titulado “Estudios Sociales de las Ciencias en Brasil: investigaciones y abordajes”. La propuesta viene avalada por tres investigadores brasileños, Luiz Otávio Ferreira, Márcia Regina Barros da Silva y Paulo Elian dos Santos, y en ella definen el campo “Estudios Sociales de la Ciencia” (en adelante ESC), además de tratar de la importancia de la producción del conocimiento científico y su diálogo con la sociedad brasileña.

Entrevista

Elisa Duarte: ¿En qué consiste la referencia Estudios Sociales de la Ciencia (ESC)?
Márcia Regina Barros da Silva: Los ESC se originan en una diversidad de autores que, a partir de los años 1960, buscan comprender las actividades científicas inseridas en sus respectivos contextos históricos y sociales. Autores inicialmente vinculados a la sociología del conocimiento, como Karl Mannheim, a la sociología de las ciencias como Robert Merton y a la historia de las ciencias como Thomas Kuhn, fueron centrales para que otro conjunto de pensadores buscase ampliar los análisis sobre el funcionamiento de las ciencias más allá de las lecturas de la filosofía y la epistemología tradicionales. A partir de mediados de los años 1970, David Bloor, Harry Collins, Bruno Latour, Karen Knorr-Cetina, Michel Callon, Steven Shapin, Steve Shaffer, entre otros, pasaron a interesarse por las prácticas, comportamientos, formas de comunicarse y de describir el mundo natural. Hay varias formas de remitirnos a estos estudios, y el término Estudios Sociales de la Ciencia es uno de esos modos de identificar el predominio de la perspectiva sociológica para comprender cómo las ciencias y las tecnologías llegan a sus descripciones, descubrimientos e invenciones.
Elisa Duarte: ¿Podemos ubicar cronológicamente el surgimiento de los Estudios Sociales de la Ciencia en Brasil?
Márcia Regina Barros da Silva: En Brasil, los ESC llegan prácticamente al mismo tiempo en que se están debatiendo fuera del país, y ello se debe a que los investigadores brasileños estaban, en aquel inicio de los años 1980, bastante interesados en pensar en las historias de las ciencias localmente. Junto a colegas latinoamericanos se creó, en 1984, la Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología – Quipu, en la que los brasileños participaban activamente; en 1983, se fundó la Sociedade Brasileira de História da Ciência (SBHC) y, en 1985, la SBHC creaba la Revista Brasileira de História das Ciências. En estas publicaciones ya se veían referencias a aquellas discusiones, con debates a partir de los mismos autores, presentación de nuevas fuentes y la idea de que los conocimientos científicos están íntimamente relacionados con las cuestiones históricas y las especificidades de los lugares donde se producen.
Elisa Duarte: El dossier que coordinan para la Revista de Estudios Brasileños ofrece como una de las líneas temáticas, los archivos, historia y memoria de las ciencias.
Paulo Elian dos Santos: La ciencia comprende un universo amplio y complejo de actividades que incluye teorías, métodos, técnicas, protocolos y prácticas que producen una cultura material contemplada por los ESC, pero también por reflexiones en los campos de la archivística y la documentación. Los archivos son fundamentales para comprender estas actividades y son fuente de investigaciones historiográficas y reflexiones sobre la memoria. En Brasil, a partir de la década de 1980, se concibieron algunos proyectos en los que se combinaba investigación histórica y documentación. Podemos destacar la Casa de Oswaldo Cruz, en la Fundação Oswaldo Cruz (Fiocruz), y el Museu de Astronomia e Ciências Afins Afins (MAST), responsables de la custodia de importantes fondos institucionales y personales relacionados con la ciencia. También podemos citar el Instituto Butantã, en São Paulo, el Museu Emílio Goeldi, en Belém (Pará) y las universidades, que en las últimas décadas han ampliado la identificación, organización y difusión de sus archivos. Una parte de estos fondos está disponible en internet.
Elisa Duarte: A lo largo de estos dos años de pandemia provocada por el COVID-19, hemos visto que la ciencia y el conocimiento científico y la tecnología han sido objeto de debate en todos los ámbitos de la sociedad ¿Es posible pensar en una aproximación entre sociedad y comunidad científica?
Márcia Regina Barros da Silva: El COVID-19 ha demostrado que es imprescindible que esas dos esferas: sociedad, en sus diversos niveles, y comunidad científica, se comuniquen y discutan juntas sus temas de interés. En el caso del COVID-19, para que la sociedad comprenda cómo funcionan las vacunas, cómo nos debemos proteger, y para que los científicos tengan condiciones adecuadas de trabajo, presten cuentas de sus agendas y todos trabajemos juntos en pro de soluciones comunes. El escenario creado por el COVID-19 ha sido importante para recordarnos que esa interconexión entre ciencia y sociedad es indispensable. Lo mismo debería suceder todo el tiempo, no solo en momentos excepcionales, sino también en momentos de planificación, de construcción de políticas públicas, sobre temas de educación, vivienda, entre otros, para que el par ciencia y sociedad estimule la construcción de objetivos comunes y de alianzas equilibradas y participativas.
Elisa Duarte: En este contexto de pandemia, hemos seguido el debate sobre el proceso de validación del conocimiento científico. Hablando de este tema, ¿cómo puede ser la relación entre las ciencias y los saberes tradicionales?
Márcia Regina Barros da Silva: El COVID-19 ha puesto a la ciencia en el candelero, el público ha entrado en contacto directo con sus entrañas, ha visto como funciona la ciencia “en la práctica”, con debates, controversias y discusiones que son importantes para la definición de la ciencia válida. El COVID-19 también ha servido para saber cómo se realizan las investigaciones a largo plazo, para ver la importancia de las políticas de educación y de estímulo a la posgraduación. Al mismo tiempo, se hizo muy patente que los conocimientos son múltiples, que debe haber un lugar para los conocimientos sobre el mundo natural que no proceden solo de la ciencia, sino también de la integración con la tierra, con el mundo no urbano. Hemos visto que, así como hay desencuentros entre el público y los científicos, hay divergencias entre científicos y otros portadores de conocimientos, y ahora las cuestiones climáticas, por ejemplo, también deben ser discutidas por toda la sociedad, para pensar juntos salidas posibles a esta crisis.
Elisa Duarte: ¿Y sobre la Ciencia Abierta? La pandemia puso en evidencia la necesidad de intercambiar y compartir datos y conocimiento científico. Pero, por ejemplo, nos topamos contra las patentes de las farmacéuticas ¿Quién debería hacer Ciencia Abierta?
Paulo Elian dos SantosLa función social de la ciencia y su compromiso con la explicación de la realidad ha adquirido nuevos contornos con la llamada Ciencia Abierta. Pero durante la pandemia de COVID-19 entramos en otra escala. Parece que descubrimos la ciencia. La ciencia invadió nuestras vidas. Y, de hecho, pasó a dominar el escenario. Además de curioso (o intrigante), ese “descubrimiento” nos plantea, por otro lado, algunos desafíos. La propia ciencia, más en evidencia, más expuesta, se ve, de esta manera, ante la oportunidad única de revelarse a la sociedad en sus diferentes dimensiones. Para muchos, la urgencia de las respuestas y soluciones a los problemas impone cada día una ciencia más colaborativa. No obstante, la idea de una ciencia abierta, que comparta datos e información, aún encuentra resistencias, desconfianzas, por parte de científicos, preocupados por diferentes factores, entre ellos los de naturaleza macro política y económica, que interfieren directamente en su dinámica. El tema de las vacunas es ejemplar para pensar en las “ramificaciones” de las relaciones de la ciencia. Ahí tenemos un buen tema de investigación para los ESC.
Elisa Duarte: El actual contexto de pandemia también ha puesto en evidencia la precariedad del trabajo en muchas instituciones científicas, especialmente, en lo que respecta a las mujeres. La perspectiva de género en los estudios sociales de la ciencia busca ir más allá de descubrir la contribución de la mujer a la ciencia.
Luiz Otávio Ferreira: Una premisa básica de los ESC es el llamado “principio de simetría”, una regla metodológica que establece que el conocimiento científico considerado “verdadero” o validado y el conocimiento científico considerado “falso” o invalidado son igualmente objetos de estudio visto que ambos son productos de contextos históricos, culturales e institucionales materializados en relaciones sociales localizadas. La ampliación del principio de simetría ha permitido analizar las relaciones entre diferentes tipos de agentes. La producción de los “hechos científicos” implica agentes humanos y no humanos. Siendo la producción de los “hechos científicos” siempre contextual y localizada, están implicadas las posturas sociales ocupadas por los agentes envueltos en la circunstancia. Para los agentes humanos las relaciones de género son un elemento intrínseco a la producción de los “hechos científicos”. La ciencia, como cualquier campo social, también está generificada. La contribución de los ESC a los estudios de las relaciones de género y ciencia, además del principio de simetría que sirve para abordar la “invisibilidad” de las mujeres en las ciencias, incluye la idea de que el “hecho científico” y las “prácticas científicas”, están “epistemológicamente” dotadas de significados de género.
Elisa Duarte: El concepto de transnacionalización de la ciencia y de las tecnologías para estar muy ligado a las prácticas de cooperación internacional ¿Es así? ¿El transnacionalismo en la ciencia va más allá de los límites de la diplomacia?
Luiz Otávio Ferreira: Max Weber consideró la moderna ciencia occidental como un producto cultural sin par que distinguiría la “civilización europea” de otras civilizaciones no europeas. Debido a su singularidad cultural, la moderna ciencia occidental sería la única capaz de proponer un tipo de cognición capaz de producir conceptos y significados universales (transculturales). Pero, la moderna ciencia occidental, en cuanto producto cultural, también es resultado de circunstancias socioculturales y económicas generadas por el intenso intercambio humano, cultural, biológico y de artefactos, resultante de la expansión del capitalismo y del colonialismo europeo. Al mismo tiempo que los científicos europeos elaboraban un ethos comunitario propio (racionalismo, empirismo, universalismo y comunismo), también intercambiaban conocimientos y prácticas con otras culturas. La moderna ciencia occidental también estuvo implicada en la construcción de los Estados-Nación en Europa y después en las regiones periféricas y coloniales, y por eso adquirió las ideologías y valores nacionalistas. La génesis de la moderna ciencia occidental es dialéctica. Las categorías universal y local, nacional e internacional, explotación y cooperación, guerra y diplomacia, son categorías en disputa que los agentes operan en las relaciones de producción y reproducción científica. El estatuto de transnacional o de colonial atribuido a los saberes es motivo y resultado de disputas simbólicas y materiales que dinamizan la moderna ciencia occidental promoviendo la circulación intercultural, incluso aunque la circulación sea desigual y asimétrica entre los agentes.
Elisa Duarte: Un último comentario sobre el dossier que se va a publicar en la revista.
Paulo Elian dos Santos: Nuestra expectativa es la mejor posible. En Brasil, en América Latina y en Europa existen grupos de investigación e investigadores de programas de posgraduación con una amplia y diversa producción académica que se identifica con los llamados ESC, en las diferentes vertientes o campos disciplinares de las ciencias humanas y sociales. Presentaremos una entrevista con dos investigadores brasileños de diferentes generaciones, que ofrecerán un “mapa” actualizado de las investigaciones, abordajes y desafíos del área. En el contexto de los “200 años de la Independencia”, el tema de la ciencia puede estimular importantes contribuciones para replantearnos cuestiones cruciales como políticas públicas, acceso al conocimiento, democracia, desarrollo económico y social y soberanía.

Entrevistados

Luiz Otávio Ferreira es doctor en Historia por la USP. Actualmente es investigador titular del Departamento de Historia de las Ciencias y de la Salud de la Casa de Oswaldo Cruz (COC; Fiocruz, Brasil).
Márcia Regina Barros da Silva es doctora en Historia y profesora Libre Docente en el área de Historia de las Ciencias y de la Tecnología en la USP. Actualmente es coordinadora del programa de posgraduación en Historia Social de la USP.
Paulo Elian dos Santos es doctor en Historia por la USP e investigador del Departamento de Archivo y Documentación de la Casa de Oswaldo Cruz (COC, Fiocruz, Brasil). Actualmente, encabeza el grupo de investigación “Fondos y memoria de la ciencia y tecnología en salud”.
Entrevista realizada el 29 de julio de 2022.

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